La industria del petróleo y el gas aprovecha continuamente las nuevas tecnologías, y la impresión 3D se perfila como la última tendencia. En los próximos años, el concepto cambiará las industrias de la energía y marcará el comienzo de una nueva era de eficiencia, productividad y rentabilidad.

También conocida como fabricación aditiva, la impresión 3D ha demostrado ser increíblemente útil durante la pandemia de COVID-19, y las empresas la utilizan para acelerar la producción de PPE. Ahora, las empresas de petróleo y gas utilizan la impresión 3D para fabricar piezas y equipos que no se han entregado debido a los retrasos en los envíos por el COVID-19. Además de aumentar la productividad, la impresión 3D también ha permitido a las empresas de energía reducir la dependencia de empresas de terceros y ser más independientes.

Creación de inventarios digitales
Para adoptar la fabricación aditiva como una solución de producción a largo plazo, las empresas de petróleo y gas primero deben invertir en la creación de inventarios digitales. Esto implica compilar una base de datos detallada de instrucciones de impresión 3D para cada pieza. Con un buen inventario digital, una empresa puede imprimir equipos bajo demanda.

Para 2025, los analistas predicen que la industria de la impresión 3D tendrá un valor de 32 mil millones de dólares estadounidenses dentro de la industria del petróleo y el gas. Actualmente, la fabricación aditiva representa solo el 0,1% de toda la fabricación global dentro del sector energético, aunque se espera que crezca significativamente durante la próxima década. Para 2030, los analistas pronostican que el sector de la impresión 3D podría tener un valor de hasta 60 mil millones de dólares.

Shell y BP, pioneros en la adopción de la impresión 3D
El gigante mundial de la energía Shell ha sido uno de los primeros en adoptar la fabricación aditiva, utilizando la tecnología para crear piezas en todos los sectores. La impresión 3D ha permitido a la empresa producir piezas específicas que normalmente requieren mucha mano de obra y son caras de fabricar. Esto no solo ha simplificado el proceso de fabricación y ha permitido a Shell crear piezas a pedido, sino que la oportunidad de guardar y reciclar el polvo de metal sin usar ha generado grandes ahorros financieros.

BP también está a bordo, con la compañía de petróleo y gas de propiedad británica que incluye la impresión 3D como una de las principales tecnologías que darán forma al sector energético en los próximos años.